Es fácil engañar a los demás, y, más aún, engañarse a uno mismo. Esta es, creo yo, la revolución que están a punto de sufrir las neurociencias actuales.

Sin ponernos demasiado filosóficos, yo diría que nada nos cura sino que uno se cura a sí mismo. A mí me salvaron la vida las medicinas y los sanitarios. Pero hay muchas maneras de sanar; las veo más como complementarias que como alternativas.