
Desde hace tiempo, los científicos han especulado sobre la conexión entre el microbioma intestinal y la salud mental. Sin embargo, identificar bacterias específicas responsables de enfermedades y comprender sus mecanismos de acción ha sido un desafío. Este estudio proporciona una evidencia sólida de cómo Morganella morganii puede influir en el desarrollo de la depresión.
El mecanismo clave descubierto por los investigadores implica la incorporación de un contaminante ambiental, la dietanolamina (DEA), en una molécula producida por Morganella morganii. Esta molécula alterada provoca una respuesta inmune exacerbada, estimulando la liberación de citocinas inflamatorias, particularmente interleucina-6 (IL-6). La IL-6 se ha asociado con trastornos inflamatorios y con el trastorno depresivo mayor en estudios previos, fortaleciendo la hipótesis de que la inflamación crónica podría desempeñar un papel en la depresión.