En este nuevo año yo no pretendía pedirle a la Vida nada en absoluto, ya que me encuentro bastante en paz (después de muchas guerras), estoy mucho más serena, satisfecha, contenta y me siento en un momento dulce, con ganas, con fuerza y también con la sensación de ser muy afortunada por todo lo aprendido.
En consecuencia, mi único propósito en principio era ofrecer Gratitud plena.

Ningún árbol puede crecer hasta el cielo
a menos que sus raíces lleguen al infierno.
Carl Jung

Pero la Vida, esa Maestra incansable que nunca duerme y muchas veces nos sorprende por donde menos te lo esperas, me desconcertó con un Regalo totalmente inesperado.

Resulta que en uno de estos días cuando me había tumbado un ratito a descansar, sentí como un “flash” que proyectaba en mi retina la imagen de un Caballo Blanco al galope sobre un Mar de Vida en Movimiento…
Ese brioso animal clavó fijamente sus ojos en los míos durante apenas un instante y me reflejó un mundo de deseos no conscientes que vivían dentro de mí sin descubrir e iban vestidos de esperanza a borbotones.

Se han convertido en mis Objetivos del 25

Quiero encontrar la fortaleza en mis lugares rotos, en la naturalidad de la transparencia sin vergüenza, en la sutil belleza de estar frágil y sentirme un poco huérfana, en la energía suave y apacible de la no violencia, en permitirme decir “hoy no puedo” y no pasa nada.

Quiero darme el beneplácito amable de frenar,
de saber parar y reconocerme valiosa igualmente
porque que te sepas esperar también es curarse.
Quiero atravesar los temores a zancadas
y sentir preciosa mi diafanidad vulnerable.

Quiero abrazar mi delicadeza y hallar mi plenitud en ella sin tener que pelear ni reaccionar para protegerla.
Quiero asumir que no soy imprescindible,
que a veces no puedo con todo
y que no estoy obligada a ganar siempre.

Quiero vestir mi debilidad de aceptación
para sentirme segura y a salvo en mis heridas,
para percibirme bonita sin comparativas ni medidas.
Quiero apreciar la frescura en la simplicidad,
en la maravillosa humildad de las cosas sencillas.

Quiero ser como una niña grande, igualita que nadie, y reír por todo hasta calarme los huesos.
Quiero asomarme a mi balcón del paraíso y que los amaneceres me sorprendan eternamente mientras mi Alma danza y vuela Libre.

Libre es aquel que sabe transformarse
y no queda anclado mirando la Vida
con los filtros de su pasado.

Fue así como me topé otra vez en remodelación interna, desmontando más creencias, desinstalando ignotas inercias de estancamiento, con una nueva apertura de aire fresco, confiando en la Vida, en el proceso y finalmente, Reconfigurando la Consciencia.

La Vida sólo está realmente viva en la Consciencia

En ese punto cualquier cosa te sirve para estar feliz porque te sostiene esa claridad o discernimiento, lo cual a su vez, te confiere la fuerza, la determinación y el valor de seguir adelante.
Necesitamos ser capaces de experimentar de forma consciente nuestras vivencias para poder comprender mejor la Vida, asimilar los cambios y crecer como seres humanos.

Lo que niegas te somete.
Todo lo que nos sucede, entendido adecuadamente,
nos conduce a nosotros mismos.  Carl Jung

Acoger tu fragilidad, tus inseguridades, tu desorden o tus confusiones no te debilita, te hace ser valiente, te completa, te permite amarte sin máscaras de control…

¿ Sabes que también nos nutrimos de cómo
nos concebimos por dentro ?

Se trata de ir evolucionando en lucidez y sentido
para poder atisbar la profundidad de nuestra existencia y tal vez, algún día, llegar a habitar ese superalimento vital que es la propia Esencia.

Dra. Pilar Morán

P.D.
Que no se te pase la Vida imaginando otra…

Redecorando la Estancia

por Pilar Morán Viesca | Reflexiones