La vida es eso que pasa mientras nosotros corremos y hacemos otras cosas.

Vivimos muy rápido, la vida es lenta, tiene su propio ritmo.

Comemos rápido, hablamos rápido, dormimos rápido… la vida no entiende de prisas y estrés. Es mucho más simple de lo que la complicamos y es bonita siendo imperfecta, el éxito no se consigue sólo a base de ganar.

Debemos aprender a perder, no a darse por vencido.

Vamos a sufrir fracasos y frustraciones, podemos caer y… hay que levantarse, aunque sea lleno de heridas y cicatrices.

Sanamos cuando abrimos las puertas de lo que hemos tapado, de lo que no queremos mirar… y tomamos consciencia de cómo todas las resistencias juntas se aglomeran ante la situación incómoda de cambiar.

La verdadera fuerza es abrazar tu debilidad y permitirte ser vulnerable, puedes romperte en mil pedazos y volver a reiniciar todas las veces que quieras porque, en este mundo que somos, el cambio, la fluctuación y la impermanencia son la manera de ser de la vida.

La felicidad no es la meta ni un objetivo, es un estado interno, una forma de ver la vida con una sencilla filosofía: Disfrutar del viaje.

Si encuentras tu “para qué” en la vida y le das un sentido a tu existencia, hagas lo que hagas serás feliz y tendrás éxito porque el sentido de tu vida es el que tú le quieras dar.

Para mi sería muy bonito tener una mano en el cielo y un cable a tierra, poder habitar todas las estaciones y espacios de nuestra inmensidad como seres humanos.

Lo que haces de tu vida es tu responsabilidad, todas las respuestas a las preguntas de la vida están dentro de ti, sólo necesitas parar, respirar, observar, escuchar el silencio interior que te habla, enfocar tu atención en lo que deseas, poner el alma en ello y permitirte sentir, ser, existir… vivir !

 

Dra. Pilar Morán