Recuerdo que cuando era pequeña me encantaba ponerles nombres de personas a los coches, identificar con colores concretos a determinadas cosas, reconocer objetos por los olores que me evocaban o dar un adjetivo al tacto que me hacían sentir…
En definitiva, me divertía muchísimo creando mi propio código de asociación entre diferentes elementos y además me fluía de manera natural.

Todos llevamos dentro esa parte nuestra infantil donde éramos mucho más libres, instintivos y espontáneos…

Así, que el otro día decidí asomarme a la terraza de mi alma y rescatar a mi niña interior para que viniera a inspirarme en el momento actual con su frescura imaginativa e ingeniosa.
Entonces, ELLA, con todo desparpajo cantarín y verborreico, tomó el protagonismo y empezó a describirme el mundo que veía con sus ojos…
( la vida es según la miramos y cómo la vamos surfeando ).

Primero se puso rotunda y apasionada para decirme que Vivir es de color naranja tono mandarina, con intenso olor a mar de verano sin fin y un sabor a helado de avellana, que te refresca y te da dulzor a la vez…
Es como una Energía en movimiento que te recorre siempre…

Después, se puso un poco pensativa reflexionando sobre lo que iba a expresar, era como si estuviese flotando en un baile lento y contemplativo con la vida…
Pero a partir de ahí, ya se disparó solita, casi me costaba seguirle el ritmo para poder plasmar por escrito sus ideas acerca de la singladura vital del adulto humano.
Me describía así las diferentes vías que ella veía para “jugar a la vida”, tratando de hacerla más fácil, ligera, vaporosa, placentera y poder disfrutar cada día de Ser y Estar en Presente.

  • El Camino de la Luz es de color verde aurora boreal con tacto cálido de seda, con olor a inmensidad, alegría y gozo… Es como el roce de una caricia suave y dulce en la piel del corazón…

  • El Camino de La Paz es de un color paraíso azul claro con textura esponjosa y tierna de algodón, olor a bebé recién nacido y plenitud… Es como un manto de abrigo ligero que sabe a cielo…

  • El Camino del Amor es de color rosa peonía, con el porte de una hortensia en esplendor, delicada, exquisita y elegante, envuelta en un papel de celofán transparente y adornada con un lazo de color rojo, con sabor a pasión y compasión… Es como la sonoridad de una risa natural perpetua con olor a primavera eterna en los pies…

  • El Camino de la Verdad es de color blanco puro que huele a limpio y sabe a equilibrio, calma, coherencia y conciencia… Es como un amanecer bondadoso que te despierta, te acoge, te repara y te envuelve en una ola de liviandad.

  • El Camino de la Vida es de color amarillo oro como el sol, salpicado de hojarasca fértil en un suelo firme y cálido de tierra acogedora con olor a madera noble… Es como el sonido a fuego de leña chisporroteando en una chimenea o como los murmullos del agua cristalina discurriendo por un río de fluir incesante…

  • El Camino de la Espiritualidad es de color violeta irisado que evoca a un selecto bouquet de preciosas rosas con tonos pastel que impregnan tu Esencia con su aroma y resuenan en una vibración armónica con sabor a paz… Es como un sendero que camina despacio, te ayuda a trascender cualquier dolor, le da un sentido profundo a tu vida y se ilumina por el aura cálida y mágica del corazón.

Claro está que cada uno percibe a su manera, según su sensibilidad, su personalidad, su modus operandi, su historia, sus costumbres, sus vivencias… pero también es cierto que si, en algún momento, dejásemos volar libres a la fantasía e ilusión del niño que nos habita…
(que es nuestra parte más pura, original e inocente), podríamos llegar a sentir con gran entusiasmo, fuerza y brillo la vida que somos…
Y asimismo, desde esta mirada sin filtro, seríamos capaces de experimentar la sencilla e inmensa dicha de ese niño que sale a jugar al parque con el único objetivo de divertirse aquí y ahora.
Es maravilloso dejarnos impregnar por esa paleta multicolor de sensaciones rebosantes de energía, vigor, ganas, salud, creatividad, alegría y potencial…
Es como un “motor vital perenne en On”.

Tal vez, entonces, un día nos demos el permiso de encontrar en ese espacio tan íntimo, recóndito y olvidado que todos tenemos dentro, alguna clave que nos dé respuestas acerca de nuestro comportamiento de adultos y pistas sobre todos los nudos con los que nos tropezamos según vamos tejiendo la vida…

Y tú, cómo te relacionas con el mundo desde tu niño interior?
¿Te atreves a dejar que se exprese y diga lo que realmente quiere?

Dra. Pilar Morán

P.D.
Definición de Sinestesia:
Figura retórica que consiste en la atribución de una sensación a un sentido que no le corresponde.