Lo más importante de la vida es vivirla.
Cometemos el grave error de compararnos con el resto y cada vez que siento que no llego, que no puedo o que no soy capaz, decae la autoestima y nos desvalorizamos.
Asimismo, constantemente nos justificamos echando la culpa a los demás por cualquier cosa, casi por todo y sin embargo, siempre se trata de ti, de lo que sientes en relación a lo que percibes.
Nuestras mentes son máquinas que hacen historias con toda la cantidad de datos e información que reciben e interpretan, cada uno teje su propia realidad con el filtro de su mirada.
Otras veces también nos culpamos por nuestros errores, acciones u omisiones, pero la culpa la puedes transformar en responsabilidad sobre ti mismo, eso es poder.
Hay que ser muy valientes para mirar de frente nuestras heridas más profundas y no dejar que el dolor controle y dirija nuestra vida. En muchas ocasiones miramos para otro lado, aunque la distracción sólo es perder tiempo, engañarnos…y cuando hay problemas dentro de uno, la solución no es huir, mentirnos o enquistarse.
Si arreglas tu interior el resto se ordenará solo, ya no condicionará tu vida, tus decisiones, tu camino…pero hasta que no atravesamos nuestras barreras y excusas, no evolucionamos ni alcanzamos la autonomía emocional.
Debemos ser responsables de lo que sentimos y coherentes con nosotros mismos, es el mejor legado que podemos transmitir y enseñar a nuestros hijos para que puedan aprender, con el ejemplo, a gestionar sus vidas y manejar esas distancias cortas que, en muchas ocasiones, nos imponen las circunstancias.
El tiempo que se disfruta es el que vivimos y nos permitimos sentir.
Todos tenemos emociones y sentimientos, pero qué hacemos con ellos y cómo los afrontamos ?
El secreto para alcanzar todas tus metas es estar comprometido contigo mismo, eso es lo que nos facilita acceder a todo nuestro potencial y darlo todo para conseguir lo que queramos en esta vida.
Cuando te permites abandonarte en el sentir, nuestra propia luz abraza las sombras disolviendo la oscuridad y los miedos.
Sentir sin historia, sin culpables, sin juicios, sin resistencia al momento presente…
Esa conexión con lo sensible es fundamental para que uno se sienta en paz consigo mismo, es importante rehabilitar la espontaneidad y conectar con quiénes somos a nivel sensitivo, instintivo y de corazón.
Es la sencillez maravillosa de la vida, dejarse Ser.
Dra. Pilar Morán