Usando sensores optomecánicos, investigadores del CSIC han logrado medir la frecuencia de resonancia de una sola bacteria, una información muy valiosa para conocer sus características y el tipo al que pertenece.

La frecuencia de resonancia del microorganismo aporta valiosa información sobre sus características y señas de identidad, abriendose la puerta a futuros dispositivos que puedan detectar, de forma universal, a gran escala y con alta sensibilidad, la presencia de cualquier virus o bacteria en una muestra.

Desde 2016, el equipo de Tamayo colabora con en el Hospital La Paz y el Hospital Doce de Octubre, de Madrid, y con varios grupos en el proyecto europeo VIRUSCAN.

Un detector universal de virus y bacterias basados en esta tecnología. El primer prototipo debería estar listo a finales del 2021, se espera que se pueda aplicar en hospitales en un futuro.