© Fotografía Pilar Morán

Hace algo menos de un mes tuve en la misma semana dos vivencias que me impactaron mucho y me hicieron reflexionar bastante, así que he decidido plasmarlas por escrito para compartir el enorme aprendizaje que me han dejado.
Desde luego, no es lo mismo saber algo y tener conocimiento de ello a nivel teórico o mental… que sentirlo e integrarlo como una “Verdad interior”.

La primera circunstancia me ocurrió con mi hijo, un chico de 23 años con la cabeza bastante bien amueblada, además de muy franco, con un buen criterio semántico y que ha desarrollado “per se” una gran capacidad de intercomunicación y lenguaje.
Desde hace un año, de forma absolutamente voluntaria, comenzó a relacionarse y a convivir con personas de muy diversas nacionalidades, con culturas e idiosincrasias muy diferentes, en distintos idiomas y esa práctica la adquirió en la otra punta del planeta (Japón), sin ningún tipo de referente.
Y aunque, en principio, era un reto harto difícil, ha conseguido llevarlo a cabo con una excelente resolución.

En realidad, lo que quiero expresar es que, pese a su juventud, tiene opinión fundamentada con aprendizaje experiencial, no sólo universitario.

Y esto es lo que os voy a contar al respecto…
Marco acababa de leer mi texto del 33 aniversario de la consulta médica y de forma espontánea e inmediata sus palabras textuales fueron:

-Por fin!!
De verdad, éste ha sido el mejor de tus escritos!!
Un texto sin metáforas ni “caleidoscopios del alma”.
Y ni siquiera es una reflexión, sino un relato.
Se transmite muy bien el mensaje-.

LECCIÓN NÚMERO UNO

“No podemos perder ni diluir el sentido del fondo con las formas… porque hay un considerable talento y una sutil profundidad en hacer que todo parezca más fácil”.

A veces queremos (quiero) componer las palabras de manera elaborada pensando que van a ser más completas o mejores… sin darnos (darme) cuenta de que de lo primero y más importante, es que se comprenda el mensaje de base que se quiere transmitir.
Eso me hizo meditar sobre tres aspectos básicos que yo creía tener muy incorporados, pero que se revelaron ante mi con una fuerza y dimensión diferentes.

  • La enorme belleza de la sencillez.
  • La magia de las cosas simples.
  • La gran magnitud de lo llano y directo.

Y ya no hablo sólo de escribir, sino que me refiero a cualquier tema, desde contemplar un amanecer hasta paladear una tortilla de patatas, pasando por comprar unas flores, saludar al vecino, acariciar a un perrito, dar un paseo tranquilo, centrarnos en la respiración o sentir el roce de la brisa marina en nuestra piel, no sé…cualquier tontería, aparentemente banal, sin más pretensiones que la propia acción en sí misma.

Las pequeñeces del día a día son las que conforman la vida.
¡¡Qué bonito es aprender a disfrutar así !!
Eso es vivir estando presente, consciente y agradecido.

“Es un arte hacer que lo cotidiano resulte extraordinario”.

La segunda vivencia fue con una paciente de 92 abriles cumplidos, doña Trinidad, una mujer con una lucidez sorprendente e inusual y un porte señorial a la par que natural.
La buena señora se había quedado “desubicada” después de la pandemia porque había perdido su ritmo de vida,
sus referentes habituales, su actividad social y su labor como colaboradora en la iglesia con actos benéficos de recaudación para los más necesitados…( olé por ella !! ), aparte de que le habían muerto varias amigas más jóvenes…
Es decir que, antes de confinamiento, su vida tenía un sentido y una dirección para caminar y vivir.

Ahora se encontraba mal, estaba cansada, hinchada, aburrida y no tenía ningún motivo por el que sentirse útil o necesaria.
De repente, mientras la estaba explorando y hablábamos en la camilla, me dice con rotundidad y una determinación extraordinaria en la voz :

-Doctora, usted dígame lo que tengo que hacer.
Yo no me aferro a nada.
Cambio lo que haga falta para poder volver a encontrarme mejor y a sentirme con vida-.

LECCIÓN NÚMERO DOS

Da igual los abriles que hayas recorrido, “no hay edad para vivir con ganas porque… sentirse vivo no tiene edad, tiene sed, hambre y anhelos”.

La mayoría de las personas (aún muchísimo más jóvenes) vivimos estancadas en nuestras zonas de confort, generalmente instalados en la queja, apegados a nuestras rutinas, dejándonos llevar por las costumbres de forma consciente o no, pero sin ninguna intención de movilizar nada… a pesar de que muchas veces nos sentimos “desnutridos” y muy vacíos en ese modus operandi tan automático.

Toda mi admiración por escuchar a la bella dama decir esas palabras con tanta fuerza a sus años.
Pasados los 90 y aún con deseos de cantarle a la vida !!!
¡¡ Qué bonito es vivir con la primavera instalada en el alma !!
Esto me hizo reflexionar mucho también.

La Vida Viva es energía en movimiento y se vive en AHORA.
Es tener intención vital que te motive y te empuje a vivir.
Es poner voluntad e ilusión renovada a cada día porque al final, todo tiene que ver con las Ganas !!

“Cuando la vida se te pare por el sendero que ibas,
MUÉVETE !!
Siembra semillas de nuevas posibilidades y esperanza
CONSTRUYENDO OTROS CAMINOS”.

REFLEXIÓN FINAL

  • No juzguemos ni infravaloremos nunca el potencial de nadie a nuestro alrededor porque… cuando menos te lo esperas, va la Vida y te sorprende. Hallas respuestas donde nunca buscarías y encuentras una claridad meridiana donde no hubieras imaginado.
  • No debemos desdeñar las profundas enseñanzas que se derivan de algunos jóvenes ni de nuestros mayores. A veces pensamos que a unos les falta experiencia y a los otros les sobran los años o no están actualizados con los tiempos que corren. Pero, si realmente estamos abiertos a recibir, a percibir, a ser capaces de ver y de maravillarnos con las actitudes de otras personas (más aún si están en circunstancias adversas), podemos aprender cada día a desaprender y a soltar viejas anclas oxidadas en nuestros pensamientos.
  • Estamos hechos de hábitos y creencias, quedamos encorsetados en las rutinas cotidianas sin darnos cuenta de que si queremos avanzar o evolucionar, a veces hay que desabrochar el cinturón de seguridad y atrevernos a salir de la armadura… para establecer nuevos circuitos de conexión neuronal y así “ensanchar nuestras miradas”.

Tanto Marco como Trinidad representan a todos los Maestros que nos regala la Vida para ayudarnos a crecer y aventurarnos a descubrir otros lares…más allá de nuestra zona cómoda y fácil.
Traspasar los miedos que paralizan… Eso se llama Coraje.

Ambos demuestran tener una Actitud proactiva y dinámica junto con una Capacidad de Adecuación impresionante a las diversas circunstancias que les va planteando la vida para poder escalarla.
Eso se llama Valor, Inteligencia Adaptativa y Flexibilidad.

*GRACIAS INMENSAS A AMBOS
POR LA MAGNIFICAS LECCIONES
Y POR SER UNA INSPIRACIÓN*

P. D.
Finalmente me hago unas preguntas a mi misma y a vosotros,
si me dejáis…

¿Qué aprendes nuevo cada día?
¿Por qué te levantas por las mañanas?
¿Cómo estás de presente cuando hablas y te expresas?
¿Cuánto disfrutas en el día a día con las pequeñeces?
¿Cuál es tu estado de consciencia en las cosas cotidianas?
¿Para qué tiene sentido tu propia vida?

Dra. Pilar Morán