En general, hay que intentar irse a una dieta lo más vegetariana posible. Eso no quiere decir que suprimamos la ingesta de proteínas porque hay alimentos vegetales muy ricos en proteínas, como los frutos secos o las legumbres. También es muy importante tomar fibra y alimentos fermentados. Sin dietas animales, estamos evitando una serie de disruptores hormonales y de disruptores de la actividad del sistema inmune que alteran la respuesta global contra el tumor, así como una serie de compuestos químicos que se generan durante la digestión y desorientan al sistema inmune. Evitando procesados, vamos a evitar la administración de fructosa [un tipo de azúcar], que, por así decirlo, le está dando de comer al tumor. Y el tema de la fibra y los fermentados es porque producen unos cambios específicos en el microbioma que son tremendamente positivos para potenciar el tipo de respuesta inmunológica que queremos.