Vivir y permanecer en el miedo es antinatural y no pertenece al estado de salud, ese miedo sostenido también genera enfermedad, ya que ataca directamente al sistema inmunológico, es decir, el miedo inmunodeprime y eso nos deja frágiles, vulnerables y más expuestos a cualquier patología.

No podemos esterilizar la vida.

¿Cuál es la razón de la vida si no la puedes vivir?

Sería bonito cambiar el miedo por responsabilidad y conciencia para que podamos salir juntos de toda esta situación generada por el temor al virus y a la pandemia.

Una buena estrategia es llamar a la racionalidad intentando permanecer en calma y gratitud para crear un ambiente armónico y tejer una realidad más amable y acogedora para todos, donde podamos ver caminos, objetivos y salidas.

“La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino por la falta de significado y propósito“. (Viktor Frankl)

También sería muy bonito sonreír con franqueza, saludar con alegría y agradecimiento, mirar con los ojos de un niño (pureza, inocencia, brillo y colores intensos), tener ganas e ilusión por vivir, por ayudar, llenarnos de bondad… y hacer un nuevo mundo más consciente, más sensible, solidario y humano.

“Ayudar a que se cierren las heridas y se abran los corazones para que cada uno alcance su máximo potencial descubriendo el poder transformador de las cosas simples“. (Julio Andrés Pagano).

Mantener la serenidad en el ojo del huracán es un arte, para ello es importante trabajar la coherencia, ese “lugar” en el que somos enteros y actuamos en paz (Rubén Prado Plaza) y donde tenemos la claridad suficiente para crear y devolver armonía a lo que pensamos, decimos o hacemos.

Generalmente no somos conscientes del impacto que pueden tener nuestros mensajes, comentarios, llamadas, palabras…

Un simple gesto puede tener una consecuencia enorme (positiva o negativa) en otra/s persona/s y éstas a su vez, sobre otra gente a su alrededor porque todo se contagia (la alegría, la tristeza, el miedo, la actitud… no sólo los virus).

Creo que es un buen momento para pensar y reflexionar sobre cómo impactamos en nuestros círculos y darnos cuenta de los sentimientos que podemos estar generando en otros con nuestras acciones y también con nuestras no-acciones.
Por ello, os propongo un reto:
Durante el día de hoy o incluso mejor, durante toda la semana si os animáis, deis las gracias cada día al menos a tres personas de vuestro alrededor.

¿ Por qué ? Por cualquier cosa que hayan hecho en el último mes, por ayudaros en algo, por estar ahí, por sonreír… cualquier motivo es bueno para dar las Gracias a la gente que nos rodea y a la Vida.

Comprobaréis el efecto positivo que tiene en los demás, pero sobre todo, veréis como también estos pequeños gestos pueden impactar sobre uno mismo…

La Gratitud es la Vitamina del Alma, es un sentimiento de bienestar y armonía, hace que vivas siempre sonriendo, esa sonrisa que dice “gracias” al mirar.

La Gratitud engendra un constante placer de apreciar las cosas y los seres tal y como son, una falta de interés en juzgar a los demás y a uno mismo.

La Gratitud genera una tendencia a dejarse guiar por la intuición personal en lugar de actuar bajo la presión de los miedos, ideas preconcebidas y condicionamientos del pasado.

La Gratitud crea un intenso deseo de transformarse y así manejar positivamente los pensamientos, las emociones y el cuerpo físico para desarrollar constantemente su potencial de salud, creatividad y amor.

La Gratitud nos permite sentir sin juicios ni historia, sin culpables, sin resistencia a este momento presente, nos autoriza a ser desde la autenticidad y la sencillez del fluir de la vida.

Dejémonos contagiar por el “virus de la gratitud” que nos produce síntomas de paz, belleza, alegría, armonía… los alimentos que nuestra alma necesita para irradiar su fuerza y su luz, ocasionando una enfermedad crónica e incurable llamada «Satisfacción Vital» (Líbido de Vida).

Dra. Pilar Morán