El ayuno intermitente nos ayuda a disminuir la ansiedad, la inflamación y los triglicéridos. También ayuda a activar el metabolismo, retiene la masa muscular en pérdida de peso y mejora la sensibilidad a la insulina. ¿Puede ser útil frente a los efectos secundarios de la quimio?

Existen en la actualidad varios ensayos con personas que reciben quimioterapia a las que se les administra un ayuno corto, como el promovido en Madrid por el grupo del investigador Pablo José Fernández Marcos. 

Los resultados abren nuevas vías de investigación: ¿podemos entrenar a los pacientes para que respondan mejor a la restricción de alimentos y, así, sean más resistentes a los efectos del tratamiento?