Madre es una palabra sagrada, un oficio que no se instruye y para el cual casi nunca estamos preparadas, cada hijo es una primera vez.

Ser Madre es un viaje de ida, un camino que nos da la vida para aprender.
Son los hijos quienes nos permiten desarrollarnos como Madres y evolucionar como personas, son los maestros que nos muestran cada día ese sendero con curvas y tropezones que es ser mamá.

Ser Madre es una fuente de vida con puerta de entrada a la existencia, una tierra fértil que acoge la semilla para que florezca y luego pueda crear su propio territorio y personalidad.

Inicialmente la Madre representa un reino sin límites , el vientre materno es como el jardín del Edén, un todo absoluto donde no hay separación ni carencia, sólo disfrute.

Cuando ya nace el bebé, la Madre es alimento físico y emocional, una locura de ternura, un regazo que acoge, una sonrisa que nutre, un abrazo que conforta, una mirada que reconoce y comprende, una presencia que calma y siempre, un bastión que aguarda…

A veces, también puede ser una figura materna demasiado pesada con un amor absorbente o incluso, ausente, un muro que aplasta o marca… pero eso también es enseñanza… Es tarea de los hijos evolucionar, progresar y ver más allá de nuestros miedos, historias, lastres y sombras. Y a nosotras corresponde el darles “la suelta” para volar y que tengan sus piedras que esculpir en la escuela de la vida.

La madre ideal no existe y tampoco tiene que ser perfecta, sino suficiente para poder ofrecer al hijo la opción de diferenciación y de ser “otro”.

Un hijo tiene su propia vida, sólo tenemos que inculcarle Honestidad, Dignidad y Respeto por sí mismo y por los demás.

Es fundamental dejar al “cachorro” crecer y ser,
formarse como individuo independiente y libre de nuestra impronta,
que construya su identidad y camino personal,
sabiendo que siempre estamos aquí si nos necesita.

Encontrar el equilibrio y satisfacción entre ser Madre, ser Hija y seguir siendo Mujer no es fácil, en ocasiones es un trayecto heroico con muchos desniveles, caemos, erramos… sólo se hace camino al andar… y no hay manual de instrucciones, cada hijo trae su hoja de ruta personal.

De adultos, todos llevamos un niño dentro que busca inconscientemente ese
“lugar de amor” incondicional, primitivo , que es Origen (útero-casa-mamá) y donde cualquier necesidad está satisfecha.

Y todos nos sentimos niños al hablar de Madre,
ese paraíso perdido donde sólo hay placer fusional.
Evolucionar es aceptar soltar el vínculo y desarrollar la unidad sin dependencia.

Eso es amor maduro. Eso es Amar de Verdad.

Dra. Pilar Morán

 

A mi Madre, Teresa

Gracias infinitas mamá, por llenar mi vida de calor,
sembrarla de colores e inundarla de alegría .
Gracias por ser Amor y Ternura, por tu entrega y
por estar siempre sonriendo, serena,
hasta el final de tus días .
Tú me enseñaste lo fuerte, frágil y bonita que es la Vida.
Tu Luz vive en mi corazón .
Nichi