La vida sigue adelante imparable a pesar del Covid y de todo lo que está ocurriendo en el mundo, no se detiene por nada ni por nadie y estamos aquí para vivir, aunque muchos días llueva en el corazón y en el alma…
En numerosas ocasiones la vida te acorrala, te empuja y te presiona, pero no es para asfixiarte, es para que te muevas, la vida te exprime para sacar lo mejor de ti mismo.
Al vivir vamos inscribiendo nuestras historias en la carne de nuestros cuerpos (de una forma inconsciente), lo cual nos deja una memoria celular que ancla esas heridas emocionales en la materia.

Normalmente esto se traduce en síntomas físicos como cansancio, cefaleas, contracturas, dolores varios…en incluso podrían llegar a convertirse en enfermedad orgánica de origen psicosomático.
Esa huella también puede generar síntomas psíquicos tales como irritabilidad, ánimo depresivo, apatía, bajo tono vital…

Todos tenemos dolores que nos atraviesan el cuerpo y el alma,
pero no podemos vivir apegados a ellos porque nos consumen la Energía de Vida.

Vivir es transitar este plano de la existencia sintiendo y teniendo experiencias, eso es la vida viva :
un movimiento y un flujo constantes con un prisma poliédrico de sensaciones y vivencias.
Es necesario dejarse traspasar por ellas para poder decir que hemos vivido y que ha merecido la pena, aunque a veces duela tanto.
Es bonito poder percibir esas burbujas de vida recorriendo nuestro cuerpo por la sangre.
Si te quedas de espectador pasivo pensando sólo en el dolor,
nunca serás el protagonista de tu “película” ni dueño de ti,
sólo estarás siendo vivido…
¡ No tengas miedo a ser penetrado por la vida y su fluir…!

CONVERSANDO CON MI ALMA COMPRENDÍ QUE:

– Sólo en mi dolor encontré mi fuerza.
– Sólo en mi tristeza descubrí la semilla de la alegría.
– Sólo cuando me cansé de estar cansada, reconecté con mi energía vital.
– Sólo en mi silencio contacté con los sonidos de la vida y tuve todas las respuestas.
– Sólo cuando me rendí fui victoriosa.
– Sólo en la oscuridad profunda pude ver mi luz.
– Sólo cuando acepté perder, encontré el camino.
– Sólo cuando me entregué, conseguí ganar.
– Sólo cuando elegí Ser, fui consciente de que todo está dentro de mí y salí del automatismo mecanizado.
– Sólo con mis lágrimas pude lavar los miedos y la rabia y me sentí limpia y renovada.
– Sólo cuando acepté mi vulnerabilidad y mis cicatrices, pude crecer y convertirme en quien realmente soy.
– Sólo cuando dejé de sentirme como una víctima pude avanzar y soltar.
– Sólo cuando dejé la culpa a un lado, pude escuchar mi voz interior y oír mi corazón.
– Sólo cuando me permití fallar y ser imperfecta, pude elegir ser auténtica, natural y no vivir artefactada.
– Sólo cuando me acepté, descubrí lo preciosa que es la vida si no te quedas únicamente en las historias.
– Sólo en mi quietud interna hallé el flujo de la vida.
– Sólo en el caos dejé de correr sin sentido a todas partes, me vestí de paz…y…
– Sólo cuando vibré en esa armonía, encontré mi liviandad y al fin pude ser libre…

Cuando me ví ahí, en el medio de toda esa diafanidad,
con claridad en mi mente y calma en mi corazón,
sentí una fuente de energía casi inagotable,
como una fuerza salvaje de la naturaleza,
como una locura serena y desde entonces,
vivo enamorada de la Vida.

Y ENTONCES, LA CONCIENCIA ME HIZO “VER” QUE:

– La voluntad sin amor te hace duro.
– El deber sin corazón te hace frío.
– El amar sin expresar te hace rígido.
– El hacer sin emoción te hace vacío.
– El control sin sentimiento te hace hipócrita.
– El luchar sin compasión te hace justiciero.
– El callar siempre y decir sí cuando quieres gritar y decir no, te hace vivir con miedo y ser cobarde.
– El hacer todo por obligación te hace malhumorado y triste.
– El no expresar quien eres y no abrir tu corazón, te hace sufrir en soledad.
– El vivir siempre con prisa y corriendo te hace iracundo e impaciente.
– El sacrificio sin pasión te hace insatisfecho.

Y ME QUEDÉ REFLEXIONANDO QUE :

Al final de nuestra vida lo único que realmente importa es si sientes que has vivido, que has amado, que has sentido…y que puedes irte en paz porque te has permitido ser la vida que eres y te has convertido en ti mismo.
Deberíamos dejar de complicarnos tanto, sería mucho más fácil.
A veces sólo tenemos que cerrar los ojos para ver y abrir el alma para sentir, dar paso a la existencia y a la vida en su inmensidad y sencillez al mismo tiempo.

¡ Qué bonito sería vivir
mirando con ojos nuevos cada día,
sintiendo la energía de un niño que se ilusiona por todo y queriendo siempre como la primera vez…!

Dra. Pilar Morán